Guía del Camino de Santiago en la Provincia de Burgos

Con este apartado, no pretendemos redactar una guía completa del Camino de Santiago a su paso por Burgos, ni tampoco está en nuestro ánimo mostrar un compendio de arte y monumentalidad inédito de esta bella provincia. El propósito es aportar unos pequeños retazos de historia, asomarnos de soslayo al arte y anticipar pequeñas dosis de la acogida que ofrece cada población por las que discurre el trazado jacobeo. Deseamos desgranar someramente estos aspectos para que usted, como peregrino, cuando emprenda esta aventura humana, sea capaz de percibir y descubrir en su totalidad todas las maravillas que esta tierra encierra.

Si opta por caminar, cabalgar o pedalear como lo han hecho incontables peregrinos a través de los siglos por nuestra provincia, descubrirá etapas imprescindibles en su peregrinación a Santiago: Bosques maravillosos, reflexivos páramos, mesetas espirituales, puentes, ríos, monumentos, iglesias impresionantes, ermitas austeras, una catedral excepcional., soledad, compañerismo, aventura. y sobre todo, el cariño de sus gentes.

Todo eso y más es nuestro Camino de Santiago.


Un poco de historia

Una vez abandonadas las tierras riojanas, como peregrino, se adentrará en las benditas tierras burgalesas. Será todavía una prolongación de lo caminado, tanto en su paisaje como su clima, tal es así que a esta zona se la conoce como la Riojilla Burgalesa.

El Camino de Santiago atraviesa de este a oeste la provincia de Burgos. Su estratégica situación la convirtió en paso obligado de millones de peregrinos europeos y españoles, que decidieron a partir del siglo IX, encaminar sus pasos hasta la tumba de nuestro Santo Patrón. Debido a los avatares políticos transcurridos a lo largo de los siglos, existe más de un camino, y de ello también procuraremos facilitarle información.

Estará ya en enclaves castellano-leoneses. Etapas ineludibles e imprescindibles para reforzar el espíritu. Para completar el Camino le esperarán, a partir de este momento, por tierras burgalesas, 112 kilómetros espectaculares: veredas, caminos, trochas y cañadas plenas de belleza. Habitantes dispuestos a ayudarlo ante cualquier dificultad. Monumentos emblemáticos, hospitales históricos, ermitas entrañables y fuentes refrescantes jalonarán su recorrido. Tenga en cuenta que estas tierras tienen algo especial. Aquí han nacido varios de los santos más representativos relacionados con el Camino de Santiago: Santo Domingo de la Calzada y San Juan de Ortega. Hombres buenos que alcanzaron la santidad también decidieron quedarse en Burgos para servir a los peregrinos: San Lesmes o San Amaro. Resumiendo, que las etapas del Camino de Santiago a lo largo de Burgos no se las debe perder.


Redecilla del Camino

Sobre senda atribuida a Santo Domingo de la Calzada, avanzará hasta Redecilla del Camino que es el nombre de la primera población que encontrará. Radicella que decía el Códex. Un rollo jurisdiccional y una fuente con decoración propia jacobea, le adentrarán en su interior. Comenzará a percibir que los pueblos burgaleses ribereños de la sirga jacobea, en su mayoría, mantienen una construcción lineal de buen sabor medieval.

Varios edificios blasonados dan idea de la importancia que tuvo en otras épocas. Sin duda, lo más emblemático de la población es la célebre Pila Bautismal custodiada dentro de su templo parroquial dedicado a Nuestra Señora de la Calle. Esta magnífica pila es, sin duda, la mejor de todo el Camino, proviene del siglo XII, es románica, y asemeja una ciudad amurallada, con torres, almenas y ventanas. En forma de copa, su arranque se consolida sobre un cuerpo de ocho columnas, de las que parten otras tantas torres. En su base, se ha querido ver una serpiente.

De su atención para con los peregrinos, dará buena cuenta el hecho de que mantiene un buen dotado albergue de peregrinos sobre el mismo solar en que se encontraba el antiguo hospital de San Lázaro. No ha sido el único en su historia; otro con el nombre de Santa Cristina o de Santa Pía se levantó entre su caserío.


Abandonará la población atravesando el pequeño cauce del río Relachico, en cuyo entorno se localizó otro hospital de peregrinos.

En poco menos de dos kilómetros de camino paralelo a la Nacional 120, se acercará hasta el siguiente núcleo urbano.


Castildelgado

Villaypún se llamaba todavía en el siglo XVII, y en el siglo XIX compartía nombre con Castildelgado. Laffi ya hablaba de "Castel Guado".

Su templo parroquial está dedicado a San Pedro; es de estilo tardo-gótico. En su interior reposan los restos de su vecino más ilustre: Don Francisco Delgado, quien fue obispo de Jaén y Lugo y posteriormente arzobispo en Burgos. De él se cuenta que fue el artífice del cambio de nombre de la Villa de Pún a la Castildelgado actual. Digna de mención es también la ermita barroca de Santa María del Campo, que curiosamente se encuentra dentro del casco urbano.

Las ruinas de lo que fue el palacio de los Berberana, denotan falta de sensibilidad de otros tiempos. De su importancia, tan solo un arco recuerda su pasado esplendoroso.

Actualmente no cuenta con albergue, ni conserva vestigios significativos de antiguas construcciones dedicadas a la atención de peregrinos, pero en numerosos documentos medievales, se hace referencia a la existencia de un monasterio y hospital dedicado a la figura de Santiago.

Poco más de dos kilómetros lo separan del siguiente destino. El camino se desvía del paralelismo con la carretera y lo acercará a Viloria de Rioja.


Viloria de Rioja

Esta localidad, perteneciente a la provincia de Burgos, fue la patria chica y lugar de nacimiento de Santo Domingo de la Calzada. El día 12 de Mayo de 1019, Domingo vio la luz por vez primera en esta pequeña población.

Desgraciadamente, de la casa natal no se conserva nada, y había que llamar a la sensibilidad para que la incuria dejara de ser una constante en el pequeño y mediano patrimonio de numerosos pueblos. Edificios significativos que hasta hace muy pocos años permanecían en pie, se han abandonado de tal manera que hoy se muestran como bochornosas ruinas.

En su templo se conserva la que según la tradición fue la pila en la que se bautizó al Santo. Merced al Camino de Santiago, varios edificios blasonados y una incipiente actividad, hablan del resurgir de esta población tan entrañable.

Nuevamente, en cómodo descenso, alcanzará la carretera, y por el mismo camino en apenas 3,5 kilómetros, llegará a Villamayor del Río.


Villamayor del Río

Una modesta iglesia parroquial bajo la advocación de San Gil preside el caserío de Villamayor del Río. Su parroquia de San Gil fue aneja de Belorado, antiguo partido de Santo Domingo y del señorío de los duques de Frías, que allí ponían regidor pedáneo.

En la mayoría de las casas del pueblo se puede observar el modelo de arquitectura popular que domina la comarca de la Riojilla burgalesa: entramado de madera en los pisos superiores, cascajo y yeso en la planta baja y volados de sus tejados.

En Villamayor del Río existió un hospital de peregrinos que en 1718 sólo tenía una casa. También subsistía entonces la ermita de Nuestra Señora del Río.


Belorado

Doménico Laffi: "... Partimos después hacia Belorado (Belferratto, a tres leguas de distancia..."

Justo antes de entrar en la localidad, se abandona el Camino. A mano derecha, después de un área de descanso, se toma una senda que nos introduce en la antigua Belforatus, a la que ya Aymeric Picaud hacía referencia en su Códex Calixtinus, traduciendo su nombre como "hermoso agujero", aludiendo a sus cuevas eremíticas.

Esta población de origen romano, a la que el rey Alfonso I "El Batallador" repobló y otorgó fueros en el año 1116, conserva la típica construcción y connotaciones propias de las localidades nacidas al amparo de un castillo. Las ruinas del mismo, todavía son perceptibles, y es que Belorado fue cuña defensiva de los límites de Castilla. El poema de Fernán González decía: "Aquesta Vylla era en cabo del condado".

A sus pies, y colindante con el arroyo Verdeancho, se encuentra la iglesia de Santa María, del siglo XVI, y anejo se localiza el albergue de peregrinos. Curiosamente, una sala que fue antiguo teatro es utilizada en la actualidad como cocina, y todavía permanece allí un pequeño escenario. En el interior del templo renacentista, hay una bella imagen de la Virgen que se remonta al siglo XIII. También conserva un hermoso retablo pétreo dedicado a la figura del Apóstol, destacando unas interesantes tallas de Santiago, una en actitud de matamoros, y otra, en hábito peregrino que recuerdan que estamos en pleno Camino de Santiago. Varias escenas relativas a la vida de Boanerges completan su decoración.

Entrando por la carretera, el peregrino, lo primero que encontrará será la ermita de Nuestra Señora de Belén, construcción que antaño fuera el Hospital de los Caballeros. En plena plaza mayor, bello exponente de las plazas castellanas, y a la sombra del ayuntamiento, se levanta el templo de San Pedro.

En la ladera de la montaña se localizan varias cuevas de origen eremítico, morada de anacoretas; una de ellas, según la tradición, fue ocupada por San Caprasio. Se habla posiblemente de un obispo de la localidad francesa de Agen, íntimamente relacionado con el templo levantado en Conques, muy cerca de Le Puy, a la vera del Camino de Santiago en la Vía Podense. En la Iglesia de San Nicolás, la más antigua de la localidad, se conserva una imagen del santo, que se trasladó desde el eremitorio.

Abandonará Belorado por un puente de nueva construcción, paralelo al problemático puente Cantos sobre el río Tirón, cuya construcción se atribuye al propio San Juan de Ortega.

Un camino menos artificial del andado anteriormente, ya que se corresponde con una antigua cañada de merinas, continuará en dirección oeste. Casi cuatro kilómetros separan la localidad beliforana de Tosantos.


Tosantos

"Todos los Santos" es la toponimia de esta localidad.

Una espectacular ermita excavada en la roca, confiere un aspecto singular a esta población. Como no podía ser de otra manera, permanece bajo la advocación de la Virgen de la Peña.

Entre sus calles, una bien remozada obra ha servido para lograr un nuevo albergue para descanso de peregrinos. La Federación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, el empeño de varias personas y el trabajo de numerosos voluntarios han conseguido este bello objetivo.

Caminando kilómetro y medio, se acercará a la localidad de Villambistia.


Villambistia

Una pequeña pendiente lo introducirá en el caserío local. Su cementerio y su templo parroquial son construcciones que adquieren prioridad sobre el resto. La iglesia data del siglo XVII; está dedicada a San Esteban. En esta localidad se conservan dos edificios que fueron albergues de peregrinos.

La senda parece empinarse, mostrando un avance de lo que se avecina. Se abandona la población por un camino arbolado, embocando en la propia carretera nacional, que habrá de cruzar para adentrarse en Espinosa del Camino.


Espinosa del Camino

Posiblemente sea una de las localidades más olvidadas de la zona, y sin embargo es uno de los mayores exponentes de la arquitectura popular, con casas enfoscadas y estructuras de madera, al más puro estilo rural de la zona.

Cuando ya comience a divisar al fondo la localidad de Villafranca Montes de Oca, en pleno camino, un ábside ruinoso le recordará que, según la tradición, allí permanecen los restos del Conde Diego Rodríguez Porcelos, fundador de la ciudad de Burgos. Se trata de las ruinas del antiguo monasterio de San Felices, de los siglos VI al VIII. Este antiguo vestigio del monasterio mozárabe de San Félix, en 1409, fue anexionado a San Millán de la Cogolla.

En poco menos de cuatro kilómetros, se adentrará en la interesante localidad de Villafranca Montes de Oca.


Villafranca Montes de Oca

"... Entonces, era Castiella un pequeño rincón, era de castellanos Montes d´Oca mojón..."

Esta localidad siempre ha sido un punto importante dentro del Camino de Santiago al encontrase a mitad de camino entre Santo Domingo y Burgos, sirviendo históricamente de prólogo para la ascensión a los Montes de Oca.

La romana Auca Autrigona, que fue sede episcopal desde época visigoda hasta el año 1075 en que se trasladó a Burgos, recibe al peregrino con una ascensión que discurre por un lateral de su templo dedicado a Santiago. En su interior se conserva una concha traída de Filipinas, que ejerce las funciones de benditera, siendo la más grande de todo el Camino de Santiago. Dos imágenes del Apóstol en hábito peregrino permanecen en su altar, una de ellas presidiéndolo.

Su toponimia recuerda que fue un lugar habitado en su mayoría por los francos, gente de allende de Pirineos que se adentraba en el Camino peregrinando, y que al final se quedaban en estas tierras. También puede deberse a la exención de tributos y portazgos que gozaron los peregrinos y la gente de esta población.

La subida del Camino, lame la fachada y entrada del antiguo Real Hospital de San Antonio Abad, que pese al dicho de "... Villafranca Montes de Oca, alta de camas y pobre de ropa...", fue un exponente de la atención que en otras épocas el Hospital prestó al peregrino. Estas instalaciones, también se conocieron con el nombre de Hospital de la Reina, en recuerdo de la reina Doña Juana Manuel, esposa de Enrique II, que lo fundó en 1380. Recordar que en pleno siglo XVII todavía contaba con 36 camas. Künig lo elogiaba: "...Acuérdate allí del Hospital de la Reina, en la que dan los hermanos una buena ración...".

Otra opción interesante para el peregrino que se encuentre con fuerzas es avanzar hasta la ermita de la Virgen de Oca, y en sus inmediaciones visitar el pozo de San Indalecio. En un bello paraje natural se localiza una fuente en forma de trébol, donde se dice que brotó el agua en el mismo lugar donde se precipitó la sangre de su martirio.

Volviendo al camino, una empinada subida dará paso a un bello robledal, pleno de vida y sensaciones. En poco más de un kilómetro y justamente en la fuente de Mojapán, la ascensión se suavizará. Posiblemente, hasta llegar a San Juan de Ortega, el caminante se adentrará en una de las más bellas etapas del Camino. El transcurso de los años no ha afectado de manera singular a este tramo. En ella podrá disfrutar de un bello paraje natural, y de un silencio roto tan sólo por el canto de las aves.

Queda a su criterio como peregrino y caminante, el acercarse hasta la ermita de Valdefuentes, a pie de la carretera nacional. De esta construcción fundada en el siglo XII y dependiente del Monasterio de Veruela, solo permanece en pie su remozado ábside con tres esculturas en sus muros, correspondientes a Santiago, San Juan de Ortega y Santo Domingo de la Calzada. Fue priorato y hospital cisterciense. Al otro lado de la carretera, la fuente del Carnero, en caso de necesidad saciará su sed.

En la actualidad, aquí el camino se divide en dos ramales de los que más adelante daremos cumplida información.

Por un lado, la carretera nacional lo adentrará en Burgos por las localidades de Santovenia de Oca, Zalduendo, Ibeas de Juarros, San Medel, Castañares y la Ventilla. Este camino, con la construcción del andadero, es bastante utilizada por los ciclistas que pretendan evitar la subida por los caminos existentes en los Montes de Oca.

Trece kilómetros y coronar los 1.150 metros de este puerto en otros tiempos inseguro, será el precio a pagar. Hoy, es una etapa nada compleja. Las sensaciones percibidas no diferirán en absoluto de las que acompañaron a los peregrinos de otras épocas, será la recompensa del caminante que se decida a emprenderla.


San Juan de Ortega

Aymeric alababa estas tierras: "...Pasados los Montes de Oca está Castilla, tierra llena de tesoros, abunda en oro y plata, telas y fortísimos caballos, y es fértil en pan, vino, carne, pescado, leche y miel...".

En medio de un modesto caserío, se alza majestuoso el Monasterio dedicado al Santo de Quintaortuño, gran benefactor y constructor de puentes, caminos y hospitales.

Muchos avatares, numerosas vicisitudes, años de abandono y soledad, han dado paso a una ansiada restauración. Hoy San Juan de Ortega se está recuperando de tanto olvido.

Juan de Velázquez, nacido en 1080 en Quintanaortuño, fue discípulo y estrecho colaborador de Santo Domingo de la Calzada, y es el titular de este conjunto arquitectónico emblemático.

En el lugar ocupado por un ortigal (en latín "urtica", de ahí el apellido Ortega), Juan de Ortuño levantó este hospital para seguridad de peregrinos, dado que era un lugar extremadamente peligroso al estar ocupado por bandoleros: "...nocte ac die iacopitetas interficientes et multos expoliantes...", (que de día y de noche mataban y expoliaban a los peregrinos jacobeos".

Se cuenta de su fundador que, tras una peregrinación a Jerusalén, ya de vuelta, debido a un fuerte temporal, suplicó la intercesión de San Nicolás, santo del que portaba una reliquia, quien lo salvó de tan duro trance. Debido a ello y en agradecimiento, comenzó la construcción de una capilla dedicada al santo de Bari.

Posiblemente, su fama y la del recinto se debieron a la motivación de los peregrinos que les inducía a estar en contacto con las reliquias de los santos, y en la localidad de San Juan de Ortega parece que abundaban, ya que el propio Santo las había traído de Tierra Santa. Además de las aludidas, se podían venerar las correspondientes a San Ambrosio, Santiago, Santa Bárbara, San Esteban y San Donato. Existía también un Lignun Crucis e incluso alguna provenía de los Santos Inocentes.

En 1138, el papa Inocencio II toma bajo su protección el conjunto. Numerosos reyes, nobles, obispos y abades han financiado durante siglos este lugar de eminente sabor jacobeo. Alfonso VII que tuvo actuaciones importantes dentro del trazado, ya que en Burgos fundó también el hospital de El Emperador, en 1142 dona las tierras reales de los Montes de Oca.

Tras su muerte, ocurrida en 1163, el abandono se hace una realidad, tanto que en 1431, Pablo de Santa María, obispo de Burgos, hace de ello donación a los Jerónimos, que lo confieren nueva vida y mayor actividad.

La Reina Isabel la Católica visitó el lugar en 1477. Acudió por la fama que tenía el Santo como abogado contra la esterilidad. Tal era su fe, que una vez concedido el deseo, puso el nombre de Juan a su heredero, y en su momento, le pareció tan pobre la edificación que como agradecimiento hacia el Santo, amparó y financió la construcción de la capilla de San Nicolás.

El estilo de su fachada es renacentista, y destaca en el mismo una magnífica rejería del año 1580. Actualmente se encuentra en obras, ya que su techumbre se desplomó contra el suelo.

El templo monacal de mediados del siglo XV consta de una bella cabecera románica con triple ábside, y cinco ventanales. El central es impresionante; se trata de una construcción cuyos planos son atribuidos al propio Juan de Ortega. Gran variedad de capiteles decoran sus columnas. Son significativos los de Roldán y Ferragut, y el de la Anunciación. En los equinoccios de primavera y otoño, un curioso fenómeno tiene lugar: a las cinco de la tarde hora solar, a través de una ventana ojival orientada al oeste, penetra un rayo del sol, iluminando el capitel historiado, en lo que se ha dado en llamar el "Fenómeno de la Luz Equinoccial"; durante poco menos de diez minutos, cual si fuera un cañón de luz, el rayo luminoso va recorriendo este triple capitel, destacando e iluminando las escenas de la Anunciación, la Visitación, el Sueño de San José, el Nacimiento, el Anuncio a los Pastores, la Adoración de los Reyes... . Anualmente, en estas dos convocatorias, cientos de personas se congregan ante este singular " milagro"; realmente es espectacular percibir la luminosidad en la propia penumbra de la iglesia: asemeja que la luz del Espíritu Santo es la que se posa sobre la figura de la Virgen, que parece dirigir una mirada de aprobación.

En el centro del crucero, se levanta un magnífico baldaquino, de estilo gótico florido, está atribuida su ejecución a Juan de Colonia. En la parte superior, aparece una escultura sedente del Santo, realizada en alabastro, atribuida al genial Gil de Siloé. En sus laterales, diversas escenas de la obra y milagros de San Juan de Ortega decoran el cenotafio. Los restos del Santo reposan en una modesta sepultura en la cripta existente en el templo.

En uno de los laterales de la iglesia, permanece un inconcluso sepulcro, de una ejecución esplendorosa, que parece se comenzó a realizar con el fin de depositar los restos del Santo, pero nunca fue utilizado.

Dos claustros completan la construcción. Uno, barroco, espera la correspondiente aportación para que su recuperación sea una realidad. Otro gótico, de piedra arenisca en color rojizo que es de belleza sin igual, se encuentra en la Casa Rectoral, dependencias que forman parte del actual albergue para peregrinos.

Una romería en honor del Santo se celebra el primer sábado del mes de junio, convocando en sus inmediaciones a numeroso público que proviene en su mayoría de localidades, organizaciones e instituciones que forman parte de su cofradía. Acuden con sus pendones y cruces procesionales, confiriendo a la misma un acto multicolor pleno de fe y recogimiento.

En este santuario se gestó, en el año 1987, la Asociación del Camino de Santiago de Burgos por un grupo de entusiastas amantes de la ruta jacobea.

Desde este lugar de peregrinación, también se abren diferentes posibilidades para llegar a Burgos:

Por Santovenia de Oca, hasta llegar a la confluencia con el camino que entra por Gamonal, pasando por Zalduendo, Ibeas de Juarros, San Medel, Castañares, Villayuda y Capiscol.

Por Olmos de Atapuerca, hasta llegar a Rubena y Villafría. (Tratado en la misma página con letra cursiva)
Esta ruta, después de Olmos, no se utiliza. No se encuentra señalizada y además discurre en su mayor parte por el andén de la carretera Nacional I, desaconsejándola por su inseguridad y por no estar contemplada como Patrimonio de la Humanidad.

Por Atapuerca, hasta llegar a Burgos bien por Capiscol o Villafría.
La Asociación Burgalesa de Amigos del Camino, debido a la infraestructura de alojamientos existentes y a un coeficiente de seguridad vial superior, aconseja, sobre todo para los peregrinos a pie, la última opción, ya que permite un descanso lógico en una banda kilométrica aceptable y totalmente coherente. Incluso si los albergues anteriores están al completo, en la localidad de Olmos de Atapuerca se localiza un buen albergue para peregrinos.

VARIANTE A

El camino es de nueva construcción; no es aconsejable para los peregrinos que van andando, incluso para ciclistas "curtidos" en montaña diríamos que tampoco. Kilómetros de senda paralela a la Nacional 120 y con varios cruces a derecha e izquierda, no dejarán grandes imágenes en las retinas de los peregrinos. No obstante, para los que lo utilicen, es conveniente aclarar que su recorrido es fácil y mayoritariamente plano.

Los que se decanten por esta opción atravesarán los siguientes pueblos:


San Juan de Ortega

Actualmente, de cara al Camino de Santiago pocas cosas reseñables podemos indicar de este pueblo. Se trata de una pequeña y tranquila población que no dispone de infraestructura de acogida. Pese a estar cercana a Burgos, no se ha encontrado inmersa en la vorágine de construcciones "dormitorio" que en la mayoría de los casos han cercenado el concepto de pueblo, manteniendo el aspecto de tiempos pasados.


Ibeas de Juarros

Ibeas es una población, que al amparo de los yacimientos de Atapuerca, y ser junto con el pueblo que da nombre al campo de investigación, lugares de partida para las visitas, ha comenzado a adquirir una gran importancia. Un museo dedicado a los hallazgos prehistóricos y cuna del buen yantar son sus principales características.

En el orden de cosas que nos afectan, Ibeas adquirió gran importancia por el desaparecido monasterio de San Cristóbal, que fundado en el año 922 por los Condes de Castilla, fue atendido por los monjes benedictinos.


San Medel

La senda paralela a la carretera no penetra en el pueblo, pero no por ello debemos olvidar que San Medel es Camino de Santiago.

Sobre el pueblo también destaca su iglesia parroquial, y entre las tallas de relevancia, el peregrino que lo desee podrá admirar una bella imagen de Nuestra Señora de las Viñas.

Desde Ibeas hasta la entrada a la ciudad de Burgos, el nuevo camino se ve alterado por levantamientos, cruces, desniveles, etc., con lo que, sobre todo el ciclista, tendrá que llevar más atención y cuidado.

Por sus inmediaciones, todavía se pueden ver restos de la antigua calzada denominada "Camino Real", que en muchos casos coincide con la propia senda.

Varios restos recuerdan también su pasado jacobeo. Próxima a San Medel, existía una población de nombre "Villaváscones", dependiente del Monasterio de San Pedro Cardeña. En la Edad Media se hacía referencia a ella como Camino de Santiago.

En sus proximidades, también se localizaba la ermita del Arco o del Hospital, en clara alusión a su pertenencia al Hospital del Rey.

Las siguientes poblaciones hasta llegar a Burgos, se verán reflejadas después de la localidad de Orbaneja Riopico, en la variante "C", opción "1".

VARIANTE B

Ya decíamos que esta opción, a fecha de hoy, es la menos atractiva para el peregrino y no se utiliza en absoluto. Debido a su pasado jacobeo y a los recientes estudios realizados por investigadores e historiadores, hacemos alusión a la misma en esta página.


Olmos de Atapuerca

Desde Atapuerca hasta Olmos, será la carretera la que sirva de camino. La exenta y gran iglesia servirá de guía. De frente a su fachada sur se localiza el coqueto albergue para peregrinos


Rubena

Saliendo de la población de Olmos de Atapuerca, por detrás del templo, se abre un camino cómodo que conducirá hasta una desmesurada gravera que hace más difícil el tránsito, y que desemboca en plena N-1, con un arcén peligroso y duro. En Rubena, el pórtico de una antigua instalación de acogida al peregrino con un discordante escudo al frente, recuerda que tuvo sin duda un pasado jacobeo más floreciente que el actual.

Si, pese a nuestras sugerencias, decide guiar sus pasos por este incómodo vial, la propia carretera le llevará hasta Villafría.

VARIANTE C

Sin duda se trata de la mejor opción.

Casi 4 kilómetros separan las localidades de San Juan de Ortega y Agés. Se abandona la primera localidad dejando a la espalda una gran cruz. El peregrino se adentrará en un bello bosque de robles. Algún paso "canadiense" denotará que nos encontramos en una zona eminentemente ganadera. La antigua trinchera del ferrocarril que comunicaba Burgos con la Sierra de la Demanda se hará patente. Una hermosa pradera salpicada por algunos notables ejemplares de roble desembocará en la localidad de Agés.


Agés

Agés mantiene todavía el encanto de los antiguos pueblos jacobeos, con edificios de entramados de madera y enfoscados con la típica argamasa como exponente de la arquitectura tradicional. Una gran fuente le reconfortará en épocas de calor.

Su templo data del siglo XVI. Según la tradición, en este templo se enterraron en el año 1054, los restos de rey García de Navarra que perdió la vida en la célebre batalla de Atapuerca.

A la salida de la población, se localiza un airoso puente que salva el río Vena. Su construcción está atribuida al propio San Juan de Ortega.

Desde este punto, casi dos kilómetros de una carretera poco transitada lo llevará hasta la siguiente población, en la que nuestros ancestros, al abrigo de sus oquedades, encontraron su forma de vida. Aunque el tráfico es menor, la recomendación es que se mantengan siempre las normas de seguridad en la circulación.


Atapuerca

"Vienen luego... "Altaporca...". (Aymeric).

Atapuerca posee por partida doble el título de "Patrimonio de la Humanidad", uno por sus yacimientos prehistóricos de fama mundial, y otro, por ser Camino de Santiago.

Esta localidad, que se alza sobre una zona pantanosa, fue escenario de una conocida batalla entre el rey de Castilla-León y el de Navarra. Un menhir a su entrada conocido como "el fin del rey", evoca la lucha entre los dos hermanos que concluyó con la muerte del rey García de Navarra y la supremacía de Fernando I. En juego estaban las tierras de Oca y las de la comarca de La Bureba. Todos los años, en las postrimerías del mes de Agosto, se rememora la citada batalla, con gran participación por parte del vecindario y de público asistente.

Sobre todo el caserío, destaca en un alto su templo parroquial dedicado a San Martín, una de las advocaciones más propias de las iglesias del Camino de Santiago.

Para quien se pueda permitir más tiempo que el dedicado estrictamente al Camino y a la peregrinación, tiene la posibilidad de visitar las cuevas, conocer mediante un aula de interpretación los yacimientos, costumbres y vicisitudes de los antiguos moradores de la sierra; para ello también pueden visitar un parque temático dedicado a estos menesteres.

Comienzan seguramente las etapas más conflictivas en señalización.
Se abandona la población por un camino ascendente claramente marcado y visible. En un punto determinado, la propia senda se bifurca, siendo válidos ambos caminos para llegar a Burgos. Debido a la existencia de un campo de maniobras militares, esta Asociación, por seguridad, decidió incidir por el de la derecha.
El paso por estos campos, debido a los intereses puntuales de hosteleros de la zona, puede verse alterado. Lo mejor es seguir las indicaciones de las flechas amarillas aunque pueden estar manipuladas. El paso opcional y no obligado con el fin de descansar y tomar un refresco en las localidades de Villalval, Cardeñuela y Orbaneja, llevarán al atribulado y confuso peregrino a un antiguo y vetusto acuartelamiento. Se trata del antiguo recinto de Orbaneja Riopico.
El Camino nuevamente se divide en dos ramales:

El que entra por las localidades de Castañares, Villayuda y Capiscol. (A la izquierda)
El que avanza por Villafría y Gamonal. (De frente)
Ambas sendas están catalogadas como "Patrimonio de la Humanidad".

Opción 1:

Justo en el antiguo acuartelamiento, a la izquierda, sale un camino que bordeando los límites del Aeropuerto de Burgos, por un camino incomprensiblemente abandonado, lleva hasta la localidad de Castañares, donde la senda paralela a la carretera nacional 120, lo aproximará hasta el barrio burgalés de Villayuda, también conocido como La Ventilla y de allí al Capiscol donde, en un trazado sumamente urbano, entronca en la Glorieta de Logroño con el Camino que viene de Gamonal.


Castañares

Pocos vestigios jacobeos conserva esta población. Para los ciclistas, conviene aclarar que su paso es estrecho, con lo que la precaución deberá ser una constante.


Villayuda

Su pasado jacobeo no alberga ninguna duda. Tiene historia ancestral para sentirse orgullosa de su origen. Según los Diplomas de Cardeña, ya se tenían noticias de Villayuda en el año 931. En 1155 se aseguraba de esta Villa: "circa caminum que uadit ad Sanctum Iacobun", es decir, que se encontraba en el Camino que iba a la tumba del Santo Santiago.

Villayuda surgió con los primeros balbuceos peregrinos, y que hasta avanzados los años del siglo XII fue paso inexcusable de la gente que se dirigía al Finis-Terrae. Pero hay una determinante palpable que relaciona esta población con las peregrinaciones y el Camino de Santiago: fue el desaparecido hospital de San Lázaro. Lo conformaba una pequeña casa con capacidad para ocho camas. Hay noticias de su funcionamiento hasta el año 1.728.


Capiscol

En clara referencia al "Caput Scholae" de la catedral, este populoso barrio fue antaño el lugar donde se encontraban las rutas que provenían de San Juan de Ortega: la que arribaba por Zalduendo y la que provenía del "Camino de Bayona". A día de hoy, tan sólo unas ruinas del antiguo hospital para peregrinos recuerdan su pasado jacobeo. El inexorable crecimiento de la ciudad anticipa al peregrino la dificultad que encontrará hasta llegar a la calle de las Calzadas.

Opción 2:

Desde el mismo punto del antiguo acuartelamiento de Orbaneja, el peregrino que así lo desee puede encaminar sus pasos hasta la población de Villafría, a través de una estrecha carretera poco transitada, que discurre paralela a la caja de la vía férrea.


Villafría

Pocas cosas podemos decir de esta localidad salvo que suele ser el lugar que eligen algunos peregrinos para tomar el autobús urbano, y así ahorrarse los kilómetros correspondientes de asfalto hasta llegar al centro de la ciudad.

Tampoco podemos engañarlo, si las entradas a las ciudades son duras, la de la ciudad de Burgos es compleja. Desde que el peregrino ha divisado el primer letrero que anuncia la ciudad hasta que llegue al centro y a las inmediaciones de su catedral, tendrá que caminar, al menos, los nueve kilómetros de duro asfalto, acompañado del tránsito de los numerosos turismos y camiones que circulan por la Nacional I.

El Camino es así: bosques, veredas, cañadas, puentes y también asfalto y tráfico. Lo que es incomprensible en una peregrinación es realizarlo tipo "menú especialidades", saltando lo accesorio que revista dificultad. El Camino de Santiago está así estructurado y recuperado, y nadie ha dicho que sea un camino de rosas. Nuestra recomendación sería: Caminar o pedalear estos cuatro kilómetros de asfalto hasta llegar a Gamonal; la recompensa será enriquecedora. Después de visitar su templo -lugar histórico en el que se postraban todos los peregrinos que en otras épocas llegaban por Ibeas y Capiscol- y colindante al mismo, podrá admirar un magnífico crucero de gran sabor jacobeo. Posteriormente llegue hasta la calle de las Calzadas, y perciba el sabor medieval de un casco antiguo maravilloso. Esto se lo pierden los que utilizan el autobús.


Burgos

Gamonal

Este dinámico y popular barrio periférico burgalés le dará la bienvenida. Destaca su aludido templo gótico del siglo XIII, muy bien conservado, dedicado a Santa María la Real y Antigua. A pocos metros de su entrada se localiza un impresionante crucero jacobeo con un Cristo Crucificado y una Virgen al reverso. A media altura se puede ver un bella imagen de Santiago peregrino. Su emplazamiento actual no es el original.

La calle Vitoria servirá para adentrar al peregrino en la Glorieta de Logroño, justo en la fachada derecha del edificio de Telefónica sale el camino que lo conducirá hasta la calle de las Calzadas, así denominada por ser punto de encuentro de la ruta que venía por Bayona y que se unía al Camino Francés. A partir de este punto, será el casco histórico el que recorrerá el peregrino. Nuevamente las torres de la catedral serán faro indicador.

Podíamos hablar de las numerosas y bellas iglesias que existen en la ciudad, de grandiosos arcos y puertas de entrada, de su castillo..., pero tan solo describiremos los edificios insignes que jalonan la ruta histórica.

Una vez pasada la calle de las Calzadas, el peregrino se adentrará en una bella plaza. La imagen ecuestre del fundador de la ciudad la preside. La primera iglesia con que se topará será la de San Lesmes. La desaparecida iglesia de San Juan Evangelista, pasó a convertirse en lo que hoy es, un gran templo gótico, dedicado a Adelmus, un clérigo francés, nacido en Loudun, que decidió quedarse en estas tierras para atender a cuantos peregrinos que en camino hacia Santiago, pasaban por este enclave.

Existió un monasterio y un hospital para peregrinos, del que quedan restos de su fachada en lo que hoy es Casa de Cultura. Éste fue fundado por el rey Alfonso VI en el año 1074, y fue atendido por el propio monje cluniacense Adelhelm, que llegó de la "Chaise Dieu" a instancias de la reina Constanza. A él se atribuyen la desecación de zonas pantanosas, del encauzamiento de los ríos y de su distribución urbana.

En el año 1968, se procedió al traslado de sus restos en la propia iglesia, y se abrió el sepulcro, comprobando que estaban completos. En la actualidad, el túmulo preside la nave del templo. En sus paredes, se puede ver una imagen de Santiago con hábito peregrino.

Unas magníficas puertas de bronce de impresionante ejecución, con escenas de la vida del Santo y sobre todo una cartela en la que se ve a San Lesmes atendiendo al peregrino, le recordarán la existente en el Hospital del Rey.

El día 30 de Enero se celebra su festividad, ejerciendo la "ofrenda del Cirio" el regidor de la ciudad. Danzas, bailes y la distribución de los panecillos del Santo, completan la fiesta de éste santo que es patrón de la ciudad.

El cruce del río Vena por el puente de "Las Viudas" y el arco de San Juan, una de las puertas de entrada a la ciudad, darán paso definitivo a la calle del mismo nombre. Numerosos edificios blasonados rememorarán su pasado de noble abolengo. Una vez pasada la Plaza de Alonso Martínez y la calle de Avellanos, si lo desea, podrá visitar la preciosa iglesia de San Gil, una de las más antiguas y bellas de la ciudad, que posee espléndidos retablos tardo-góticos y renacentistas. Alberga un crucificado que también se denomina Cristo de Burgos.

La calle de Fernán González, le dará paso a los barrios altos de la ciudad, en ellos, podrá visitar el Museo del Retablo ubicado en la impresionante iglesia gótica de San Esteban, donde se encuentra el magnífico cristo de marfil que aseguran acompañó a San Juan de Ortega en alguna de sus celebraciones litúrgicas.

Se habla de hasta 36 instalaciones de acogida las que tuvo Burgos en épocas de máximo esplendor jacobeo. Hoy, al igual que en siglos pasados, Burgos quiere recuperar su afamado pasado histórico, levantando un nuevo albergue municipal de peregrinos que se localiza en las inmediaciones de la Catedral, en plena calle-camino, en un edificio histórico; su nombre: Casa de los Cubos.

Hablar en profundidad de la catedral de Santa María, sería extensísimo. Libros, publicaciones, artículos, congresos y actuaciones, una vez descritas podían colapsar la red. Simplemente apuntaremos unos pequeños retazos de su historia para facilitar su comprensión.

La Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Burgos, se erigió dedicada a la persona de Santa María. Esta obra se inició en el año 1221. El Obispo D. Mauricio recibió el encargo real por parte de Fernando III el Santo de hacer una catedral acorde a una boda real, y el obispo recorrió y visitó las grandes catedrales de Europa para tener modelo. Los grandes artistas de la época trabajaron en la misma con tal primor, que tiene otorgado el título de Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. Aunque en una macro construcción de estas características no se puede afirmar nunca que está conclusa, y, aún entendiendo que sin duda se trata de una catedral gótica, sí podemos decir que las obras duraron duraron 500 años, teniendo en cuenta que es un monumento vivo, con lo cual la mezcla de estilos arquitectónicos gótico, renacentista y barroco es una constante. Fue consagrada al culto en al año 1260.

No nos engañemos; estamos hablando de uno de los monumentos más valiosos de la arquitectura y el arte español. Hoy, pese a algunas voces discordantes, se muestra espectacular: limpia, atendida, iluminada, restaurada..., podíamos afirmar que ha recuperado todo su esplendor.

Del exterior destacan, además de su entrada principal, las puertas del Sarmental, Pellejería y Coronería. Al occidente sus dos impresionantes torres rematadas por las agujas de filigranas y calados inéditos. Esculturas, canecillos, arbotantes, chapiteles, cimborrios, escudos... , todos estos elementos contribuyen a magnificar su esplendor.

Posee girola, para que deambularan los peregrinos, y numerosas capillas a sus costados.

Desde la capilla de los Condestables de Castilla, obra de Simón de Colonia, considerada por su belleza y dimensiones como una catedral dentro de la catedral, hasta su increíble cimborrio, todo contribuye a que este recinto de culto impacte en el visitante.

Su "Escalera Dorada" es de belleza sin igual, solución empleada para salvar el desnivel existente entre los barrios altos y bajos. El rosetón del Sarmental, es la vidriera de mayor riqueza, pulcramente recuperada del polvo y las agresiones climáticas para disfrute del visitante.

De hondo fervor es la capilla dedicada al Cristo de Burgos, cuya leyenda afirma que se trata de un Jesús Crucificado aparecido en el mar, y que la tradición apostilla que le crecen el pelo y las uñas, es de gran sabor jacobeo, y de parada, visita y oración obligadas desde tiempos pasados. Esta imagen del siglo XIV, con motivo de la desamortización de Mendizábal en el año 1835, pasó del convento de los Agustinos al templo catedralicio.

Respecto a la imaginería e iconografía jacobea, e independientemente de la numerosa existente en su museo, destaca la capilla de Santiago- hoy convertida en museo- que ocupa lugar preferente en la girola. Con una rejería reseñable, rematada con una figura de Santiago ecuestre, da paso a un retablo en la que la figura de nuestro Santo Patrón adquiere gran protagonismo. En la sillería del coro se puede apreciar la representación de la aparición de la Virgen a Santiago en el célebre pilar. La recién restaurada capilla de Santa Tecla, también guarda una imagen de nuestro Santo. Otra imagen se encuentra junto al resto de Apóstoles en la puerta de Pellejería, al mismo pie de la sirga jacobea.

Como curiosidades, afirmar que justo debajo del cimborrio se encuentra el sepulcro del Cid, y en lo alto de la fachada norte, en el interior de la nave mayor, la figura simpática de un personaje de reloj articulado que abre la boca a cada campanada, y que se le conoce popularmente como "Papamoscas".

Cerca, el Arco de Santa María recuerda las contiendas Comuneras. Este arco homenaje ejecutado por Francisco de Colonia, está dedicado al emperador Carlos I, vencedor de la contienda de la Guerra de la Comunidades de Castilla. Burgos, que tomó al principio claro partido en favor de los Comuneros, tras la derrota, ofrece este desagravio al rey. Presidido por Santa María la Mayor- patrona de la ciudad-y el Ángel Custodio con las llaves, aparecen las imágenes de las figuras más relevantes de la ciudad: el propio emperador, Rodrigo Díaz "El Cid", Diego Porcelos, el primer conde independiente de Castilla: Fernán González, y los dos primeros jueces de Castilla: Nuño Rasura y Laín Calvo completan su decoración. Pese a hacerse referencia al arco en el Poema del Mío Cid, su aspecto diferiría mucho con su aspecto actual.

Muy próxima al templo catedralicio se encuentra la iglesia de Santiago y Santa Águeda, lugar donde la tradición coloca el célebre juramento real por parte de "El Cid", en el sentido de que Alfonso VI no había "tenido arte ni parte en la muerte de su hermano" Don Sancho, y que supuso el posterior destierro de la figura cidiana.

El peregrino no puede dejar de visitar la aledaña iglesia de San Nicolás, con un retablo pétreo único y maravilloso de principios del S.XVI. El templo está dedicado a este santo tan íntimamente ligado al Camino de Santiago. En el costado derecho del altar, aparece una imagen de Santiago en actitud de "Matamoros".

Como caminante, abandonará la ciudad por la misma calle de Fernán González donde el Solar del Cid y el Arco de San Martín, antaño puerta de entrada de los peregrinos a la ciudad, hoy le servirán de salida. Hasta no hace tantos años, existía una construcción aneja a la puerta mudéjar, denominada la "Casa del Verdugo", que previamente a servir de morada al encargado de tan tenebrosos menesteres, se utilizó como hospedería para los peregrinos. En la parte sur del lienzo de la muralla , se levanta el torreón de Doña Lambra, el elemento defensivo más antiguo de la misma. Unas escaleras descendentes nos adentrarán en la Calle Emperador, así llamada porque allí existió un emblemático hospital para peregrinos.

Este hospital lo fundó el Rey Alfonso VI, en 1085 para "substentatione peregrinorum", y se mantuvo con "el portazgo de toda la leña y carbón que entrase en la ciudad, concretamente el jueves". Alfonso VII, con el incremento de peregrinos, en 1157 ratificó e hizo suyos los fueros otorgados y por ello firmó un documento titulado "Burgensi Hospitali".

En tiempos del rey Alfonso VIII, cuando creó el mejor dotado de todos los hospitales de peregrinos, al bautizarlo con el nombre de "Hospital del Rey", los vecinos del barrio de San Pedro, para no ser menos, comenzaron a denominar al suyo como del "Emperador".

El templo de San Pedro de la Fuente lo irá adentrando en los barrios de extra-muros, hasta llevarlo al "Puente de Malatos", así denominado porque en sus inmediaciones existió un antiguo lazareto para afectados por la lepra.

Desde el centro de la ciudad, habrá avanzado hasta llegar al parque de "El Parral", casi dos kilómetros de casco urbano. Lo recibirá un paraje tranquilo en un bello entorno natural.

Muy cerca, se encuentra el Real Monasterio de las Huelgas, sin discusión, uno de los edificios más interesantes de la ciudad, tanto por su variedad de estilos arquitectónicos como por ser panteón de reyes, entre los que se encuentra el que alberga los restos de su fundador.

Se creó a instancias del rey Alfonso VIII en 1187, para albergar a religiosas de estirpe real y noble bajo la regla del Císter. De sus abadesas se afirma que tenían enorme poder, tanto jurídico como militar. Como dato curioso y relacionado con el Camino, manifestar que en su interior hay una imagen articulada de Santiago Apóstol, que servía para nombrar caballeros a los reyes.

Próximo se encuentrar el Hospital de Rey, fundado por Alfonso VIII: "... en su arranque se encuentra el hospital, de tales proporciones que parece él solo otra ciudad, de forma que no creo que haya otro comparable en España. Puede albergar a dos mil personas e imparten a los peregrinos gran caridad y les dan un trato muy bueno en la comida y en la dormida... Hospédale del Rey". Doménico Laffi.

Previamente a esto, y nada más abandonar la finca, de frente, se topará con una hornacina en la que figura la imagen de un peregrino. A los pies de esta imagen, una sencilla inscripción: "Ermita de San Amaro Peregrino".

San Amaro "... considerado francés de nacimiento y burgalés de adopción...", parece ser que llegó a Burgos en el siglo XIII, cuando las peregrinaciones a Santiago estaban en su máximo esplendor. "... Fue hombre de altísima oración y penitencia. Su caridad y sus milagros lo hicieron ser tenido, ya durante su vida, por el santo popular de la ciudad...".

Alonso de Venero (1488-1545), relata en su libro "Historia de Burgos" que según la tradición: "... se presenta como un romero francés que, a su vuelta de Compostela, se queda en el hospital para dedicar su vida el servicio de los enfermos...", también afirma que "en el Hospital del Rey se honraba por bienaventurado un romero que llaman San Amaro".

Este santo, venerado en la ciudad, es el máximo exponente de la acogida peregrina. Un hombre que dedicó su vida a facilitar el paso de los peregrinos que se dirigían a Santiago, perfectamente debería ser el patrono del colectivo de hospitaleros voluntarios. Un pequeño cementerio de peregrinos completa el lugar.

El conjunto hospitalario del Hospital del Rey, hoy convertido en Universidad, destila sabor peregrino por doquier. Todavía en una inscripción de una fachada del recinto, se puede leer: "Ihs. Beatus qui intelligit super egenum et pauperem: in die mala liverabit. eum. Xrs" (Dichoso el que cuida del pobre y desvalido: en el día aciago lo pondrá a salvo Cristo)".

No puede perderse admirar en la Puerta de Romeros, bajo una enorme vieira, la figura de Santiago. En su patio, las puertas de la iglesia, atribuidas a Juan de Valmaseda son obra cumbre del renacimiento español, en las que se muestran imágenes de peregrinos hacia Compostela: una madre va amamantando a su hijo a la vez que camina. Están representados todos los tipos de peregrinos: calzados, descalzos, con buenas ropas, con harapos... . La figura de Santiago en hábito peregrino es singular.

Antes de abandonar el recinto y la ciudad, admire su patio pleno de vestigios jacobeos: arcos, bordones, vieiras... etc. Una inscripción: "Lux et honor Hispaniae" le recordará por qué se encuentra en camino.

En este hospital, considerado el mejor de la historia en todo el trazado jacobeo, por orden real se alimentaba a cada peregrino diariamente con medio kilogramo de pan, un litro de vino, potaje v trescientos gramos de carne, incluso se les facilitaba calzado. Hubo años en que se repartieron hasta 70.000 raciones.

Un pequeño tramo de carretera paralelo a los edificios docentes nos alejará de la urbe cidiana. Justo en el cruce del Mercado de Ganados, sale a la derecha un camino claramente marcado. Como caminante, deberá tener mucha atención a no cruzar la vía férrea, si no el camino será el arcén de la propia carretera, si es así, ¡retroceda!.

El peregrino, llegará enseguida a una encrucijada, donde el cauce de un río delimita claramente dos caminos. Continuando por el mismo, entre un cementado cauce y frondosos chopos, la senda lo llevará hasta Villalbilla.


Villalbilla

Se trata de una pequeña población que acoge con esmero a quien haya decidido atravesar Burgos sin detenerse en su albergue. Cinco kilómetros de esfuerzo desde la capital, habrán servido para adentrarnos en esta acogedora población.

Su iglesia parroquial está dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, advocación bastante extendida por las iglesias del Camino. Desde esta localidad, y saliendo por el apeadero del ferrocarril de una fábrica de harinas, la sirga buscará la orilla del río Arlanzón en las inmediaciones de la nueva carretera.

El otro camino, se toma a la derecha del cruce, en el denominado "Molino Ramón". Este itinerario no pasa por la localidad de Villalbilla ya que desemboca en el arranque del primer pilar del viaducto de la autovía "Camino de Santiago". ¡Siga las flechas amarillas!

Una vez pasado el "Puente del Arzobispo" sobre el río Ubierna, y por su margen izquierda, un camino nos adentrará en Tardajos. Este puente fue protagonista de la leyenda que relata la grave caída de su caballo del rey Alfonso VI, cuando perseguía a las huestes enemigas.

Casi cuatro kilómetros habrá caminado desde la "villa blanca" cuando llegue a esta localidad.


Tardajos

"De Burgis al pueblo de "Tardasius", hay dos leguas...". (Arnold von Harff).

Su origen se remonta al menos a la época romana. Fue enclave de la vía que unía las localidades de Julióbriga (actual Reinosa) y la interesante ciudad romana de Clunia. La lejana Augustóbriga daba nombre a esta localidad. Un interesante castro domina la población, restos que felizmente se han salvado a la hora de determinar el trazado de la nueva carretera, realizando un túnel que los preserve.

Existe documentación sobre la ubicación en Tardajos de un antiguo hospital de peregrinos. En el año 1182, la condesa Doña Mayor cedió los derechos sobre la instalación de acogida peregrina a la diócesis de Burgos.

Destaca en sobremanera su templo parroquial, ubicado en el centro del pueblo sobre un alto.

En otras épocas, su origen pantanoso suponía un esfuerzo añadido al sufrido peregrino. No por repetido deja de ser interesante el dicho que afirmaba que: "De Rabé a Tardajos, no te faltarán trabajos, de Tardajos a Rabé, ¡Libéranos, Dómine!". Actualmente es un agradable paseo jalonado por las nuevas construcciones de viviendas.

Una vez cruzado el río Urbel y en poco menos de dos kilómetros, Rabé estará a su alcance.


Rabé de las Calzadas

De Tardasius a Rowe, una legua...". (Harff).

Su toponimia es clara; hace alusión al cruce de vías romanas. Se trata de una población que conserva cierto aire medieval: Construcciones de piedra, casas blasonadas, recios tapiales, calles lineales... etc. . Nos adentraremos hacia occidente por la calle de D. Baldomero Pampliega (benefactor local). Abandonaremos Rabé de las Calzadas dejando a un lado su cementerio y una ermita dedicada a Nuestra Señora del Monasterio.

El camino que conduce al peregrino hasta Hornillos del Camino, solamente es apto para caminantes y avezados ciclistas. Para éstos, no reviste grandes problemas. Tan sólo la "Cuesta Matamulos" perfilada en claro descenso hacia el valle del río Hormazuelas puede suponer alguna pequeña dificultad. Ante el cruce de una carretera, deberá tener precaución y sumo cuidado.


Hornillos del Camino

De Rowe a Hornilus dos leguas...". (Harff).

Casi ocho kilómetros habremos avanzado desde Rabé de las Calzadas hasta desembocar -tras pronunciada bajada- en Hornillos de Camino. Sin duda percibirá que se trata de otra típica población con una calle-camino perfectamente alineada de este a oeste. Quizá el ejemplo más sintomático como población jacobea sea la pasada existencia de un hospital para peregrinos que también fue utilizado como lazareto. Lo ordenó fundar en 1156 el rey Alfonso VII que lo cedió, junto con la población, a los monjes de San Dionisio de París. Posteriormente, se fundó un monasterio benedictino dependiente del francés de Rocamadour. La iglesia, como siempre, destaca sobre el resto de construcciones. Hasta no hace tanto en su interior se conservaba una imagen de la Virgen de Rocamador aludiendo a su vinculación con el país vecino.

En las inmediaciones de su templo dedicado a Santa María se encuentra el actual albergue de peregrinos. Un monolito rematado con un gallo recuerda un suceso ocurrido en la población con las tropas francesas. El ave, previamente sustraída y ocultada en el tambor del ladrón, ante la imposibilidad de descubrir a su autor, cantó para poner al descubierto la personalidad del invasor.

En su calle principal, merced a una iniciativa privada, se está recuperando para descanso de peregrinos una antigua construcción hospitalaria.

Arroyo de San Bol

Poca más de cuatro kilómetros será la distancia hasta arribar al próximo vestigio jacobeo. Una vez abandonado Hornillos, las típicas bodegas y unas ruinas posteriores serán las últimas construcciones. El Camino se adentra primero por una pequeña chopera y una senda de concentración, la sirga se empina, pero no ofrece ninguna dificultad. Una vez coronado el páramo, en delicioso descenso, se adentra en el valle de San Bol. Se trata de un lugar que no deja a nadie indiferente: Esoterismo, enigmas... . El inesperado abandono de la población por parte de sus habitantes -posiblemente por alguna epidemia- en el año 1503, haya alimentado la aureola de misterio existente.

Lo cierto es que se encontrará ante los últimos vestigios del Antiguo Convento de San Baudilio que dependía del de los monjes antonianos del ya cercano San Antón de Castrojeriz, y que posteriormente pasó a depender de los monasterios de Oña y de Cardeña.

Hoy es un albergue modesto, carente de servicios básicos. Sin embargo, para muchos peregrinos, resulta un lugar único, y una parada obligada.

Una nueva ascensión pondrá a prueba al caminante. Al poco, nuevamente deberá tener precaución al cruzar la carretera que va desde Iglesias -localidad a la que pertenece Arroyo San Bol- a la localidad de Olmillos de Sasamón.

Son cinco kilómetros los que separan a San Bol de Hontanas, cinco kilómetros por duro, desolado, árido y, sin embargo, siempre bello Camino. No descubrirá esta última población, casi, hasta no estar encima de su casco urbano una vez abandonada la meseta.


Hontanas

...Llegamos a la villa que se llama de Hontanas ("Fontana") que está escondida al fondo de un vallecillo y que apenas se ve...". Doménico Laffi.

Su nombre proviene de fuente (fontana). Se desciende hasta encontrar su iglesia, dedicada a la Inmaculada Concepción, templo que proviene del siglo XIV. A sus pies, una deseada fuente saciará la sed del caminante.

Hontanas se percibe como una población bien conservada. Entre sus edificios, destaca uno denominado "Hospital de los Franceses", acepción local del centro hospitalario para peregrinos denominado de San Juan, que fue anteriormente un hospital para peregrinos y hoy felizmente recuperado para tan buen fin.

Saliendo del pueblo, se toma un camino que discurre a media ladera, que continúa paralelo a la carretera que conduce a Castrojeriz. Un depauperado lienzo pétreo evocará las pasadas construcciones defensivas de la zona.

Una vez pasado el arroyo Garbanzuelo, las patentes ruinas del convento de San Antón, reciben y acogen bajo sus arcos al asombrado peregrino.


Convento de San Antón

Hoy estas ruinas están consolidadas merced a la acción de las Instituciones, pero tras tantos años de abandono supino, su aspecto es desolador. Su imagen quedará gravada en sus retinas para el resto de sus días. Este abrazo pétreo es único en la ruta.

El santo que da nombre al recinto, es San Antonio Egipcíaco. Desde su propia fundación, el convento estuvo ligado a la atención del peregrino. Los monjes antonianos, con su entrega, contribuyeron a magnificar el prestigio del recinto. Curaban el "Sacer Ignis", una especie de gangrena infecciosa, hoy conocida con el nombre de "Ergotismo" o "Fuego de San Antón". Aparecía sobre la piel con una capa de vejigas acuosas que producían una quemazón y escozor sumamente dolorosos. La enfermedad llegaba a ser mortal. Su causante, hoy plenamente catalogado, es el hongo "Cláviceps Purpúrea", que provoca la alteración del grano hasta convertirlo en el denominado "Cornezuelo del Centeno".

El convento se fundó a instancias del rey Alfonso VII en 1146, y su fama alcanzó los confines de Europa.

En San Antón, los monjes de la "Tau" azul, imponían la misma a los enfermos, en las zonas afectadas. Los rituales propios, como rezos y jaculatorias, así como la ingestión de caldos, violetas, jarabe de borraja y vino, eran suficientes para sanar a los afectados. También eran expertos sanadores de la actualmente conocida como "Peste Porcina"; por ello a San Antón en su iconografía se le representa con fuego o con un cerdo a su lado.

Su declive comenzó en los siglos XVIII y XIX, pero su abandono definitivo será en 1787, cuando Carlos III delegue a manos privadas su gestión y, sobre todo en 1791 cuando, para cumplir la Bula de Disolución a cargo del Papa Pío VI, abandone el recinto su último comendador.

Varias "Taus" figuran entre sus muros. Bajo sus arcos, y en dos hornacinas que se dedicaban a dejar alimento al peregrino rezagado, hoy permanecen recados y avisos para los peregrinos.


Castrojeriz

"... Viene después "Castrosorecia". (Aymeric).

De construcción medieval, al igual que en Burgos, un destartalado castillo se recorta en la loma. Sobre sus laderas se dibuja un pueblo peregrino donde los haya. Estos campos fueron testigos de las contiendas entre Juan II de Castilla y el conde de Castro.

La "Castrum Sigerici" tiene sus orígenes en la época visigótica, y tuvo gran influencia romana. Alfonso VII, definitivamente la incorpora a la corona castellana en el año 1131.

Un crucero monumental le dará la bienvenida. Muy cerca, la colegiata de Nuestra Señora del Manzano será la avanzadilla de una de las calles más largas del Camino de Santiago. Pese al aspecto ruinoso de muchas de sus construcciones, Castrojeriz, al igual que el Ave Fénix, se recupera merced al Camino de Santiago de su pasado letargo jacobeo. En lo que se refiere al Camino Jacobeo, una serie de buenas actuaciones están colocando a la villa como una de las punteras de la provincia de Burgos.

La excolegiata de Nuestra Señora del Manzano, construcción fundamentalmente gótica, alberga la imagen de "Santa María de Almazán", la misma a la que el rey Alfonso X "El Sabio" cantó en una de sus Cantigas. (Posiblemente el nombre de la Virgen, no se deba a al fruto del árbol de la familia de las rosáceas, sino más bien al origen soriano de la villa de Almazán). También una imagen de Santiago peregrino permanece bajo sus muros. Un esbelto pórtico románico-gótico y sus buenas vidrieras recientemente restauradas dan esplendor al recinto.

Una leyenda afirma que la mayoría de sus retablos se encuentran sin dorar porque en una de las expediciones de Cristóbal Colón a las Américas, entre su tripulación figuraba un paisano de la villa, que proporcionaría el oro para recubrir los mismos, pero no cumplió su objetivo. En su fachada oeste y más concretamente en su puerta, cuatro herraduras reafirman la leyenda que narra el salto que ejecutó Santiago a lomos de su caballo desde el castillo hasta dejar las herraduras clavadas en su puerta.

La Iglesia de Santo Domingo, es mundialmente conocida por albergar la serie de tapices ejecutados sobre trabajos y cartones de Rubens, alusivos a las ciencias. Tapices felizmente recuperados tras un triste robo.

La iglesia de San Juan, es una construcción gótica localizada a pie del Camino que se remonta al siglo XIV. Su esbelta torre la dota de un carácter defensivo. Este templo mantiene un coqueto y abandonado claustro de gran belleza.

Mantuvo Castrojeriz en épocas pasadas algún templo más. Entre ellos uno dedicado a Santiago Apóstol.

Las ruinas del convento de San Francisco y el actual de Santa Clara completan sus edificios emblemáticos.

Si la villa contó con al menos siete recintos dedicados a la acogida, existen en la actualidad dos albergues para peregrinos. En el primero, su gestión recae sobre la Asociación de Amigos de los Refugios. Otro más incipiente es el de San Esteban, un edificio perfectamente recuperado para estos menesteres en los que la atención humana al peregrino es una constante.

Será muy difícil -dado el cansancio- pedirle que ascienda hasta el castillo; pero si opta por esta alternativa, las vistas desde el altozano son indescriptibles.

El Teso de Mostelares, temido por gente de a pie y de bicicleta, pondrá fin a las benditas tierras castreñas, y el término de Itero del Castillo será una realidad. Una vez coronada la corta y fuerte ascensión, una mirada hacia atrás permite ver en su plenitud las tierras de Castilla.

La meseta ya está conclusa. Una cómoda bajada y las refrescantes aguas de la Fuente del Piojo le darán ánimos hasta depositarlo en Itero del Castillo.


Itero del Castillo

Retomemos los versos descritos en los Montes de Oca:

"... Entonces era Castiella un pequeño rincón.
Era de castellanos Montes d´ Oca mojón.
E de otra parte Fitero el fondón.
Moros tenían a Carazo en aquella sazón..."

Ya se encontrará en el "fondón" jacobeo burgalés. Se trata de la última población de la provincia de Burgos, en la que una torre defensiva domina el pueblo. Esta defensa perteneció al Duque de Frías y al Condestable de Castilla. Pese a que en épocas estivales son muy pocos los peregrinos que se acercan a esta localidad, existen unas dependencias en su ayuntamiento dedicadas a albergue.


Puente Fitero

Muy próximo al puente, una ermita recuperada sirve de cobijo y descanso al peregrino. Nos referimos a San Nicolás de Puente Fitero. Bajo la advocación de San Nicolás de Bari, se construyó un hospital y una ermita al servicio del Camino de Santiago. En el año 1174 ya se tenían noticias de su existencia. El abandono fue una constante, hasta que merced al empeño de esta Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Burgos y la de la Confraternidad de Sant Giaccomo de Peruggia, se recuperó para la atención al peregrino. Todos los años, el día 20 de Julio se celebra en su entorno una romería en honor al santo.

Si el Camino se construyó a la vera de vados y puentes, el Pisuerga -ya citado por Aymeric Picaud, "... pons Fiterie supra Pisorga flumen..."- no podía ser una excepción. Una soberbia construcción sobre el río divide las provincias de Burgos y la de Palencia. Este soberbio puente se inició a instancias del rey Alfonso VI en el siglo XII. Todavía es paso obligado del que pretenda llegar a Santiago por métodos tradicionales. Este puente de doce arcos, en los que la restauración será una premisa por parte de la Junta de Castilla y León, le permitirá salvar sus aguas como lo ha hecho históricamente.


Aquí concluyen los 112 kilómetros del Camino de Santiago por tierras burgalesas. Esperamos y deseamos de corazón que el paso por ellas lo recuerde con el mismo cariño e ilusión que los Amigos del Camino de Santiago ponen a su servicio. Un ¡Adiós! y un ¡Ultreia! le susurran las jacobeas tierras burgalesas. Lo recibirán las no menos hospitalarias y bellas sendas palentinas. Tierra de Campos será su próximo objetivo. No haga caso a la justificación de los "cómodos" y "devoradores" de etapas, que afirman que son días duros y anodinos. Sin duda, son las jornadas más propicias e imprescindibles para analizar el espíritu y disfrutar de la hospitalidad de sus gentes.

¡Peregrino, feliz Camino!.